mercoledì 18 dicembre 2013

Entrevista a Manuel Barrueco di Fernando Bartolomé Zofío, Modern Guitar Ensemble la tercera parte

Entrevista a Manuel Barrueco di Fernando Bartolomé Zofío, Modern Guitar Ensemble la tercera parte



realizada en el
Festival de Guitarra de Córdoba

Por Fernando Bartolomé Zofío. Julio 2013. Córdoba (España)

Es decir, para Brouwer dentro de los músicos no había ningún guitarrista que le dijera nada.

Segovia era guitarrista; Bream era laudista; Williams era guitarrista… No eran músicos. Es cierto que era una opinión de joven pero a mí me influyó. Yo también pensé así durante un tiempo. El punto es que en ese momento tuvo gran influencia sobre mí como joven al que yo admiraba.
Cuando yo fui a estudiar con el maestro Aaron Shearer, que yo ni sabía quién era, él me preguntó que quién me gustaba como guitarrista, y yo le dije que nadie. Y eso le encantó. No era una actitud forzada, realmente era lo que sentía en esa época, probablemente por influencia de Leo, pero como yo lo sentía en esa época.

Y te vas a Estados Unidos con 14 años.

Ya casi 15. Me fui en septiembre y en diciembre cumplía los 15.

¿Te fuiste con recomendación de algún músico? ¿Leo influyó en este sentido?

No, no. Nosotros nos fuimos como exiliados políticos. En ese momento había ciertas personas en Cuba, dentro del mundo de la música, que me querían llevar a La Habana a estudiar. Incluso cuando Barreiro se fue me hablaron de hacer conciertos, pero en ese momento ya estábamos en trámites de irnos. Cuando nos fuimos, mi familia no quería que contactara con nadie. Ni con Leo no con nadie por miedo a que nos retuvieran allá.
Me fui de Cuba sin despedirme de nadie. Yo creo que ninguno de ellos me hubiera dicho que me fuera del país. En esa época en la escuela nos enseñaban que si tu padre no era comunista no era tu padre y que si estabas en contra del gobierno eras un gusano. Luego estaban los “actos de repudio” en los que a la gente que quería irse del país los tiraban piedras… Cosas de un mundo no civilizado. Pero esta era la realidad. Y yo lo viví directamente con familiares y con amigos. El acto de repudio era promovido por el gobierno y yo conozco a una persona que se encontró en un acto de repudio contra un amigo de él. Se dice fácil pero imagínate estar en esa situación. Eso no es civilizado siquiera. Da vergüenza ser cubano y saber que eso ha pasado. Uno se enfada con el tiempo. Son muchos años sin regresar, veo lo que le ha pasado a la gente, mis padres han muerto y no he podido regresar, y ya es una cuestión persona. Ya no es política.
Así que nadie en Cuba que estuviera a favor del Gobierno me dijo nada sobre la posibilidad de irme a Estados Unidos. No se le ocurriría decir nada así.

Así que fue una huida en toda regla.

Es lo que estaba pasando en aquella época. Los cubanos se empezaban a ir y date cuenta de que en Miami, solo en Miami hay más de un millón de cubanos. Es un porcentaje altísimo que se ha ido de allá. Así que nos fuimos exiliados, lo que quiere decir que te vas con la ropa que llevas puesta, lo dejas todo… Y llegamos a Miami.

Y allí te encontraste con un profesor que se llamaba Juan Antonio Mercadal.

Sí. Allí le conocíamos como Juan Mercadal.

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